jueves, 31 de diciembre de 2020

El cuerpo es uno

Hace un año, alguien hizo sopa de murciélago y se la comió. El quiróptero estaba fresco, acababan de matarlo en un puesto del mercado al aire libre; esos que llaman mercados mojados por la costumbre de limpiar inundando el suelo con agua.

Y ocurrió lo que ocurrió. Los efectos de aquella sopa se expresaron en Buenos Aires, a 19.186 kilómetros de Wuhan, China.

A los matemáticos no les extrañó. Hace rato que saben que el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami al otro lado del mundo. Lo dicho: de aquella sopa, estos vómitos.

Allá por los 70, en Woodstock se cantaba: We are stardust. El 73 por ciento de los átomos de nuestro cuerpo proviene de la explosión de estrellas. Somos polvo de estrellas.

Recién ahora nos damos cuenta de que ese origen estelar coincide, en el siglo XXI, con la ineludible globalización del cuerpo.

“El coronavirus es un producto de la mundialización”, sostiene el filósofo Jean Luc Nancy. No hay fronteras para el virus. Se aprovecha de que un wuhanés está vinculado con un porteño a través de una red poco menos que infinita de interconexiones. Incluso biológicas. No otra cosa es la globalización.

De modo que aprendimos algo de la peste: el cuerpo es uno (Corintios, 12:12).

lunes, 7 de diciembre de 2020

Mr. Celofán

 


Se maquilló para salir a escena. Se puso la vieja pechera sobre la camiseta raída. Calzó zapatos de clown, como para decirnos que su gracia está en equivocarse torpemente. Como hacen los clowns, como hacemos nosotros.
Y canta: 

Celofán, Mister Celofán,

debería haber sido mi nombre.

Mister Celofán

porque usted puede mirar a través de mí.

Camina junto a mí

y nunca se sabe que estoy ahí.

Digo ya

celofán.

Mister Celofán

debería haber sido mi nombre

Mister Celofán

porque usted puede mirar a través de mí

Camina junto a mí

y nunca se sabe que estoy ahí


Es el Mr. Celofán de Chicago, la comedia de musical que critica la corrupción judicial.

Mr. Celofán, como todos nosotros, necesita de la mirada de los Otros. Sin ella desaparece. Se hace invisible. Se puede mirar a través de él. Como el celofán.