Los que leyeron “Mujeres de mármol. La novela de Lola Mora” de Ricardo Lesser (Editorial Biblos, 2025) se sorprendieron de que, en 1918, la magnífica Fuente de las Nereidas fuera desterrada de Paseo Colón hacia la lejana Costanera, donde se encuentra ahora, sencillamente porque sus desnudos ofendían el pudor de algunas almas puras.
No era la primera vez que ocurría.
En 1971, en plena “revolución argentina”, arrumbaron en un depósito municipal a la Fuente de la Doncella, del catalán José Limona Brughera, emplazada en el Parque Rivadavia.
Era una muchacha desnuda que se inclinaba “pornográficamente” hacia la fuente. Horror. Sobre todo porque la escultura se “interponía entre la madre celestial y la madre terrenal”. No somos nosotros quienes lo dicen, sino el padre Fernando Carballo, párroco de la iglesia vecina, quien inició el reclamo.
La “obscena” obra perturbaba a un cercano santuario de la virgen de Luján (la "madre celestial") y una escultura llamada “La Madre” (la "madre terrenal"), que representaba a una matrona con sus niños. La perfecta figuración del maternalismo, una especie de protofeminismo de derecha de la que también se habla en Mujeres de mármol. La novela de Lola Mora.
El desnudo cuerpo de mujer, al parecer, contaminaba la escena.
Fue necesario que alguien hiciera memoria para que, recién a fines de 2009, la muchacha de mármol volviera al Parque Rivadavia.