Forme uniche della continuità nello spazio,
Umberto Boccioni, 1913. Museum of Modern Art, New York |
Se deshace en el viento. En el movimiento, el cuerpo va
dejando girones de sí mismo. Parece que le cuesta. Como si los músculos
tuvieran que vencer la inercia de un aire apretado, denso. Pero el cuerpo va, como
una bandera de bronce que flamea.
Formas únicas de la
continuidad en el espacio. De eso se trata, el espacio es movimiento. Y el
movimiento es tiempo.
Umberto Boccioni (1882/1916) cree que hay una manera de
representar cómo el cuerpo atraviesa el no menos cuerpo del aire y del espacio.
Consiste en modelar la demora. En devanar amorosamente la cuarta
dimensión del cuerpo: el tiempo. Entonces el tiempo deviene tardo, moroso. Tanto que se
le puede contar las décimas de segundo, las centésimas, las milésimas. Tanto
que, entonces, cobra volumen.
En este cuerpo que camina contra la contingencia del aire hay
un ala y hay un pie; un pie sobre la tierra, que es también la condición del
ala.
Se deshace en el viento, decía. Tal vez todos nos deshacemos
en el viento.