miércoles, 13 de noviembre de 2013

Movimiento II

Forme uniche della continuità nello spazio,
Umberto Boccioni, 1913.
Museum of Modern Art, New York
Se deshace en el viento. En el movimiento, el cuerpo va dejando girones de sí mismo. Parece que le cuesta. Como si los músculos tuvieran que vencer la inercia de un aire apretado, denso. Pero el cuerpo va, como una bandera de bronce que flamea.
Formas únicas de la continuidad en el espacio. De eso se trata, el espacio es movimiento. Y el movimiento es tiempo.
Umberto Boccioni (1882/1916) cree que hay una manera de representar cómo el cuerpo atraviesa el no menos cuerpo del aire y del espacio. Consiste en modelar la demora. En devanar amorosamente la cuarta dimensión del cuerpo: el tiempo. Entonces el tiempo deviene tardo, moroso. Tanto que se le puede contar las décimas de segundo, las centésimas, las milésimas. Tanto que, entonces, cobra volumen.
En este cuerpo que camina contra la contingencia del aire hay un ala y hay un pie; un pie sobre la tierra, que es también la condición del ala.
Se deshace en el viento, decía. Tal vez todos nos deshacemos en el viento.