Le déjeuner, Pablo Picasso, 1953 |
Françoise, Claude, Paloma; lo que es, lo que fue la familia de Pablo Picasso (1881/1973). Claude con su caballito de madera, Paloma jugando con renacuajos, Claude y Paloma dibujando. El malagueño hizo memoria de ellos como quien quiere conjurar la ausencia que traerá el tiempo.
No hay una pizca de naturalismo en estos retratos. No se pueden comprender desde la intuición naturalista, que no necesita de razonamientos lógicos. Es necesario mirarlos lúcidamente, desenfocando la mirada. Picasso desdeña las apariencias porque no es allí donde está la verdad. No importa si el retrato tiene o no parecido. Lo que importa es que devele algo que está por encima de la realidad, lo surreal, la esencia misma del ser. Françoise, Claude, Paloma.
Del álbum familiar
Alguien le preguntó alguna vez qué importancia le daba a la semejanza en el retrato, y en el retrato de los suyos, tan luego. “Ninguna –respondió-, para mí no es importante saber si un retrato certero tiene o no parecido. El resultado puede ser hermoso incluso si no hay un parecido convencional”.
Altri tempi
Picasso, Françoise, Claude y Paloma en 1953
Foto de Edward Quinn