O impossível, Maria Martins, 1945. Museo de Arte Latino Americano, Buenos Aires |
Se tocan. Se muerden. Se calientan. Se penetran. Se hacen. Se des-hacen. Se meten la lengua. Se meten el cuerpo. Se cuerpan. Se descuerpan. Se existen.
Quieren ser uno. Es imposible. Lo que quiere decir que un solo cuerpo, como desearían, es im-posible. No-se puede. Por un momento sí, por un momento pueden. Pero no, no pueden. Imposible. No pueden ser uno. Pese a las dentelladas.
Sus cuerpos son distintos. Nacieron y morirán ensimismados, en sí mismos. Entre ellos hay un abismo, una discontinuidad. Pero quieren ser continuos, quieren que sus cuerpos sean un solo cuerpo. Como no pueden, celebran el sacrificio de la carne.
Quieren ser uno. Es imposible. Lo que quiere decir que un solo cuerpo, como desearían, es im-posible. No-se puede. Por un momento sí, por un momento pueden. Pero no, no pueden. Imposible. No pueden ser uno. Pese a las dentelladas.
Sus cuerpos son distintos. Nacieron y morirán ensimismados, en sí mismos. Entre ellos hay un abismo, una discontinuidad. Pero quieren ser continuos, quieren que sus cuerpos sean un solo cuerpo. Como no pueden, celebran el sacrificio de la carne.
“Esencialmente –dice Georges Bataille-, el campo del erotismo es el campo de la violencia, el campo de la violación”. ¿No es violento, acaso, querer romper la discontinuidad del otro cerrado sobre sí mismo? ¿No es violento forzar la discontinuidad del otro para ser un todo continuo con él?
O impossível de la brasileña Maria Martins (1894/1973) muestra los excesos del sexo (tómese nota: exceso, sexo). O impossível es el momento en el que los órganos se hinchan de sangre y borbotan la sexualidad. El instante en el que la animalidad nos hace gloriosamente humanos.