miércoles, 4 de enero de 2012

De frente y de perfil

Pablo Llanes en Galería de ladrones de la Capital 1880-1891

Hacia 1880, la policía guardaba retratos de delincuentes conocidos. Las mismas carte-de-visite que intercambiaban los burgueses, circulaban en las comisarías. Sólo que se trataba de las fotos de pungas, escruchantes, estafadores. Eran tarjetas de cartón de 9 por 6 centímetros; en el reverso, una descripción del cuerpo por primera vez escrito: altura, ojos, pelo, bigotes, cicatrices, tatuajes.
En 1886, José Fray Mocho Álvarez fue nombrado Comisario de Pesquisas de la recientemente creada policía porteña. Se le ocurrió compilar en un libro la información sobre 200 ladrones, “el único hilo que tiene [la policía] para guiarse en el laberinto de nuestro bajo fondo social”.
De allí viene escrache, exponer el cuerpo de los que se desviaban de la ley retratándolo, clasificándolo. Esta antropometría de los cuerpos era necesaria para el orden que programaban las clases dominantes por aquellos años.