Le lit défait,
Eugène Delacroix, 1827, ¿Musée National Delacroix, París?
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Es la memoria del cuerpo ahora amanecido. Se huele aún el sudor
suave. En las arrugas de la cama se ven todavía los movimientos del cuerpo
nocturno. Darse vuelta, hundir la cara en la almohada, apartar las sábanas bruscamente
para saltar a la mañana.
¿Y si no? ¿Y si en la cama deshecha hubo dos cuerpos? ¿Dos
cuerpos que intentaron denodadamente ser uno y al fin fracasaron? ¿Dos cuerpos
que se dieron una ducha de sábanas y de otredades?
Lo fantástico de esta acuarela de Eugène Delacroix
(1798/1863) es que uno ve un relato. Una mujer. Un hombre. Dos amantes. O, tal
vez, la fiebre húmeda de un enfermo. Un relato. El que se nos ocurra. Porque,
como dijimos alguna vez, el cuerpo también está en las huellas. Y la imagen
misma es una huella.
Pero sabemos algo más. En una sala poco frecuentada del
Louvre hay un estudio de Delacroix, Estudio
de un lecho desecho. Allí está ese cuerpo que dejó su marca en la cama. Es
una mujer desnuda. O el fantasma de una mujer desnuda.
Etude d’un lit défait, et croquis de
femme nue, Eugène Delacroix, circa 1827, Musée du Louvre, Paris