miércoles, 7 de agosto de 2013

La cara de la pared

Cara, sitio GRaFITI Escritos en la calle
Miedo. Hay miedo en esos ojos extraviados, en esa boca mueca. La cara emana de las entrañas de la pared húmeda y dolida. Como un dolor de ladrillo viejo y aerosol. 
La cara sin cuerpo sale del cuerpo de la pared. Como una voz que sale del cuerpo porque también es cuerpo. 
En la ciudad hay miles de señales. Centenares de estímulos visuales que pasan como una película desbocada, cuarenta y ocho imágenes por segundo, que entonces no significan nada. La parada, contramano, Coca Cola, viva, muera, el que lee esto… 
Hasta esta cara. Hasta esta imagen que reclama la mirada de los que pasan, los ojos narcotizados. Pero no, los transeúntes transitan, circulan, marchan. Quizá alguno registre, de pasada, la cara. Nadie se detiene, como lo haría en un museo de imágenes oficiales.
Nosotros, que sí nos detenemos, de pronto nos damos cuenta que la cara está cruzada por un “Yo” estúpido, unas palabras ilegibles, signos extraños, cabalísticos. Tienen algo como de mal agüero, como si fueran marcas territoriales de vaya a saber qué pandilla. Los tajos de pintura roja quisieron apropiarse de la imagen, pero no pudieron. Las cicatrices de aerosol no agregaron nada. 
Ahí está la cara. A la intemperie, la lluvia enrarecida de la ciudad la va lamiendo dulcemente. Hasta que desaparezca.